Hace unos días leí un libro que me prestaron y había un ejercicio maravilloso que nos ayuda a reconciliarnos con nosotros mismos. Y es que ya sea por la rutina diaria, el ir y venir a casa, planificar tareas, el trabajo, las reuniones, se está perdiendo el conocerse a uno mismo o más bien el reconocerse entre la maraña de pensamientos que nos turban cada día.
El ejercicio es simple, se trata de escribirnos una carta dirigida a nosotros mismos, en la que exponer todo aquello que nos diríamos siempre tratando de enfocarlo desde el terreno positivo, sin buscar la critica por lo que no hemos hecho bien en el pasado, o incluso en el día. Como si esas líneas estuvieran dedicadas a nuestro mejor amigo, que en realidad eso es lo que somos. Yo hice la prueba y con asombro conseguí llenar dos folios, os aseguro que se despertarán sentimientos que nunca jamás habrían pensado tener, cosas que desconocían y otras que tenían olvidadas. ¡ánimo, hagan la prueba, no se arrepentirán!
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